El sector de la alimentación es hoy en día un mundo sin fronteras, una logística avanzada permite que lleguen a España alimentos y bebidas producidos en cualquier parte del mundo en apenas unos días u horas de su fabricación. La pregunta es ¿ Estamos realmente seguros de los productos que consumimos ?
Tanto la legislación europea como la norteamericana regulan la trazabilidad de los productos alimentarios, pero no así fuera de estos países.
En España la trazabilidad es obligatoria desde el 1 de Enero de 2005, se ha revelado como una potente herramienta en gestión de riesgos asociados a la pérdida de seguridad alimentaria durante la producción, transformación y distribución de los alimentos.
Los riesgos podemos catalogarlos en microbiológicos, químicos y físicos, y además debemos tener en cuenta:
- Globalización de los mercados.
- Mutaciones de los microorganismos.
- Modificaciones de hábitos de consumo.
- Cambios demográficos: grupos de riesgo.
- Capacidad de diagnosticar los brotes.
La palabra trazabilidad es una primera traducción del inglés "traceability" en castellano sería rastreabilidad. Con la rastreabilidad , tenemos la capacidad de reconstruir la historia, aplicación o localización de un producto mediante identificaciones registradas.
Existen tres tipos de trazabilidad:
- Ascendente (hacia atrás): Saber cuales son los productos que son recibidos en la empresa, acotados con alguna información de rastreabilidad. ( lote, fecha de caducidad), y quienes son los proveedores de esos productos.
- Interna o de proceso: Dentro de la propia empresa.
- Descendente ( hacia delante): Saber cuales son los productos expedidos por la empresa, acotados con alguna información de rastreabilidad, y saber sus destinos y clientes.
Todos los actores de la cadena alimentaria, consumidores incluidos, deben conocer cuales son los riesgos que atañen a su parcela de actuación, producción, distribución y venta.
La rastreabilidad obliga a que cualquier compañía involucrada en la producción, elaboración, embalaje o distribución de alimentos, identifique y registre el suministrador inmediatamente anterior y el receptor inmediatamente posterior de estos alimentos incluyendo su embalaje.
Por lo que podemos conocer el origen, destino, componentes o ingredientes, qué piensos o pesticidas se utilizan, con qué fechas o quién los proveyó.
Con la correcta aplicación de la trazabilidad, el consumidor puede tener la garantía de que ante cualquier problema las acciones a tomar se realizan con la máxima eficacia, rapidez y coordinación minimizando el impacto y efecto de la posible situación crítica.
MARISA
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