domingo, 28 de marzo de 2010

LACTANCIA NATURAL Y ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA

Siempre que se pueda, el bebé debería alimentarse con leche materna al menos durante los seis primeros meses de vida.



Cuando la leche ya no es suficiente para cubrir las necesidades energéticas, ni de otros nutrientes como el hierro, conviene administrar al bebé alimentación complementaria en forma de papillas que incluyen cereales, frutas, verduras, carne, pescado y huevos, todos ellos fuentes de proteínas de alta calidad y ricas en lípidos, minerales y vitaminas.Las frutas y verduras se comienzan a proporcionar a partir de los seis u ocho meses.Se pueden administrar también en forma de papillas y purés.Es importante recalcar que el orden en la introducción de los alimentos complementarios es variable y debe hacerse con la supervisión del pediatra.





Al igual que en el lactante (desde el nacimiento hasta los doce primeros meses de vida, un bebé triplica su peso y su estatura aumenta en un 50%), el rápido crecimiento y desarrollo son dos aspectos inherentes a la infancia y a la adolescencia, y tales características a su vez van directamente ligadas a la alimentación.Son estas las etapas de la vida en que se aprenden los hábitos que han de marcar la edad adulta; de ahí la importancia que tiene la educación alimentaria para que esos hábitos sean saludables.





Entre el primer y el tercer año de vida, el niño ya comienza a realizar actividades físicas que cada vez le demandan más energía, se recomienda para estos niños el consumo diario de entre medio y un litro de leche, u otros productos lácteos como queso, yogures, o postres lácteos, así como frutas y verduras (5 raciones diarias) y desayunos completos (fruta, cereales, leche, aceite de oliva virgen...)





Después de los cuatro años, ya en edad escolar, disminuyen las necesidades energéticas del niño por kg de peso, pero la cantidad de energía real (calorías) que necesita aumenta conforme se va haciendo mayor. Desde los cinco años hasta la adolescencia hay un periodo de crecimiento lento y continuado. Comer con regularidad y consumir tentempiés sanos que incluyan alimentos ricos en carbohidratos, frutas y verduras, productos lácteos, carnes magras, pescado, aves de corral, huevos, legumbres y frutos secos contribuirá a un crecimiento y un desarrollo adecuados, siempre que el aporte energético de la dieta no sea excesivo. Además, los niños necesitan beber mucho liquido, especialme si hace mucho calor o tiene una gran actividad física.


BEGOÑA

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